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El Señor Dios tomó al hombre y le puso en el jardín de Edén para que lo cultivase y lo guardase. (Génesis 2, 15)
La mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió; dio también de él a su marido, que estaba junto a ella, y él también comió. (Génesis 3, 6)
Téraj tomó a su hijo Abrán, a su nieto Lot y a Saray su nuera, mujer de Abrán, y los hizo salir de Ur de los caldeos para ir al país de Canaán; pero al llegar a Jarán se quedaron allí. (Génesis 11, 31)
Tomó consigo a Saray, su mujer, y a Lot, su sobrino, con todas las cosas que poseía y los esclavos adquiridos en Jarán. Y se pusieron en camino hacia la tierra de Canaán. Llegaron a Canaán, y (Génesis 12, 5)
Diez años después de haberse establecido Abrán en el país de Canaán, Saray tomó a Agar, su esclava egipcia, y se la dio por mujer a Abrán, su marido. (Génesis 16, 3)
Abrahán tomó a Ismael, su hijo; a todos los esclavos nacidos en su casa, a los comprados con su dinero; a todos los varones que había en su casa, y aquel mismo día circuncidó la carne de su prepucio, como Dios le había ordenado. (Génesis 17, 23)
Entretanto él corrió al establo, tomó un becerro tierno y cebado y se lo dio a su siervo, que a toda prisa se puso a prepararlo. (Génesis 18, 7)
Tomó después manteca y leche y el becerro ya aderezado, y se lo presentó a ellos. Él se quedó de pie junto a ellos, bajo el árbol, mientras comían. (Génesis 18, 8)
Abimelec tomó ovejas y vacas, siervos y siervas y se los dio a Abrahán; le devolvió también a Sara, su mujer, (Génesis 20, 14)
Abrahán se levantó muy de mañana, tomó pan y un odre de agua y se lo dio a Agar; puso el niño sobre su hombro, y la despidió. Ella se fue y anduvo errante por el desierto de Berseba. (Génesis 21, 14)
Abrahán tomó ovejas y vacas y se las dio a Abimelec, y los dos hicieron un pacto. (Génesis 21, 27)
Abrahán se levantó de madrugada, aparejó su asno, tomó consigo dos criados y a su hijo Isaac, partió la leña para el holocausto y se encaminó hacia el lugar que Dios le había dicho. (Génesis 22, 3)