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Insistió todavía: «Supón que se encuentran allí cuarenta.» Respondió: «Tampoco lo haría, en atención de esos cuarenta.» (Génesis 18, 29)
Respondió: Tampoco haría destrucción en gracia de los veinte.» Insistió: «Vaya, no se enfade mi Señor, que ya sólo hablaré esta vez: "¿Y si se encuentran allí diez?"» Dijo: «Tampoco haría destrucción, en gracia de los diez.» (Génesis 18, 32)
de que no nos harás mal, como tampoco nosotros te hemos tocado a ti; no te hemos hecho sino bien, y te hemos dejado ir en paz, ¡oh bendito de Yahveh!"» (Génesis 26, 29)
Pues fui raptado del país de los hebreos, y por lo demás, tampoco aquí hice nada para que me metieran en el pozo.» (Génesis 40, 15)
Y si no creen tampoco por estas dos señales y no escuchan tu voz, tomarás agua del Río y la derramarás en el suelo; y el agua que saques del Río se convertirá en sangre sobre el suelo.» (Exodo 4, 9)
Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no se descubra tu desnudez sobre él. (Exodo 20, 26)
Tampoco favorecerás al pobre en su pleito. (Exodo 23, 3)
Sólo Moisés se acercará a Yahveh; ellos no se acercarán. Tampoco el pueblo subirá con ellos.» (Exodo 24, 2)
Tampoco comeréis sangre, ni de ave ni de animal, en ninguno de los lugares en que habitaréis. (Levítico 7, 26)
Por eso tengo dicho a los israelitas: «Ninguno de vosotros comerá sangre; ni tampoco coma sangre el forastero que reside en medio de vosotros.» (Levítico 17, 12)
Tampoco te acercarás a una mujer durante la impureza menstrual, para descubrir su desnudez. (Levítico 18, 19)
Tampoco harás rebusco de tu viña, ni recogerás de tu huerto los frutos caídos; los dejarás para el pobre y el forastero. Yo, Yahveh, vuestro Dios. (Levítico 19, 10)